Hace
casi dos años, Valerio se topó en el camino de Valeria, una de nuestras
voluntarias. Ella vio a lo lejos una bola de pelos que no podía
identificar qué era, se acercó a investigar y allí encontró a nuestro
gatito blanquinegro.
Era
una noche de primavera y muchos paseaban por la calle disfrutando de
las características propias de la estación, pero lamentablemente ese no
era el caso de este hermoso gatito. Vale estaba muy lastimado (con una
lesión expuesta en su frente), bufaba y arrastraba sus patitas traseras
para escaparse del miedo que tenía.
Valeria,
la voluntaria que lo encontró, fue corriendo para la casa a buscar una
transportadora para llevárselo e intentar ayudarlo. Pero él no quería
saber nada, seguía intentando escapar, así que tuvo que pedir ayuda para
rodearlo.
Después
de un rato largo, junto con la colaboración de otras personas, logró
meterlo en la transportadora y le dio agua y comida. Sin embargo, Vale
seguía muy asustado. Imagínense el miedo que tendría que a pesar de
estar dolido y lastimado, casi sin poder moverse, no quería ayuda
humana.
Al
día siguiente ingresó a la Prote Sarmiento y se le hicieron placas,
análisis y las curaciones correspondientes. Con mucho esfuerzo pudimos
conseguir hacerle los exámenes de VIF/VILEF y lamentablemente los
resultados mostraron que Valerio era VIF+.
El Virus de la Inmunodeficiencia Felina (VIF) afecta únicamente a los gatos.
Puede presentar síntomas como decaimiento, malestar y fiebre, pero al
ser estos síntomas comunes en varias enfermedades felinas, la única
forma científica de verificarlo es solicitando un exámente específico de
VIF para el cual debe tomarse una muestra de sangre.
Este
virus es más común en los gatos callejeros que no están castrados
porque se contagia mediante la saliva, generalmente cuando un gato
infectado muerde a otro. Puede permanecer por días, meses e incluso años
sin mostrar signos, pero con el tiempo comienza paulatinamente a bajar
las defensas del gato infectado.
Al
poco tiempo de llegar a la prote, la lesión de Valerio se fue cerrando,
curándose bien y logró volver a caminar normalmente, sin ningún
problema. Pero todavía, además del VIF, quedaba algo más difícil de
resolver y eso era hacer que Valerio después de todo lo sufrido,
volviera a confiar en las personas.
No
fue nada fácil. Valerio no solo tenía muchos motivos para desconfiar,
si no que además era constantemente revisado y a veces medicado por las
consecuencias del VIF. Para un gatito, sobre todo al principio cuando no
está acostumbrado, todo ese proceso es muy molesto. El no tenía manera
de saber que todas esas cosas eran por su bienestar y nosotras no
teníamos forma de explicárselo. Vale nos bufaba ni bien nos veía
acercándonos a su jaula.
Pero
los animales son seres sabios y con el tiempo se dan cuenta si alguien
los quiere e intenta cuidarlos. Sienten cuando son amados. Y Valerio en
algún momento lo sintió y desde entonces su recuperación emocional
avanzó.
Tanto
esfuerzo para que su medicación le molestara lo menos posible, tanto
intento de mimo, tantas manos fuera de la jaula para que él las oliera y
no se sintiera amenazado, tantos saludos al entrar al salón, tantas
voces que le recordaban lo hermoso que era y tantas caricias rindieron
su fruto.
Hoy
Vale maulla desde su jaula para que nos acerquemos a mimarlo. Se pone
un poco tenso y empieza a comer de los nervios, pero no nos deja irnos
porque ahora sí quiere sentir esos mimos, ya no los quiere a la
distancia, nos abrió las puertas de su jaula y de su corazón.
Es
increíble y emocionante ver cómo ese gatito que antes bufaba y soplaba,
ahora pide mimos con esa mirada tan dulce que lo caracteriza. Esa
mirada que deja a la vista el gatazo bueno y mimoso que es y la historia
de vida que tiene para contar.
Hoy
el estado de salud de Valerio no es excelente ni está cerca de serlo.
Aunque nos duela reconocerlo esa es su realidad: tiene sinusitis crónica
y los pulmones muy tomados, pero está siendo tratado. Es por eso que no
está dicha la última palabra. Valerio salió adelante y progresó tantas
veces que tenemos grandes esperanzas de que le queden muchos momentos
buenos por vivir.
Uno
de nuestros sueños más grandes como voluntarias de Gatitos de la
Sarmiento, es que uno de esos momentos que a Valerio le quedan por vivir
sea la adopción y la oportunidad de vivir en una hogar con una familia.
Debido
a su enfermedad, Valerio debe vivir en una casa donde no haya otros
gatos o bien si hay, sean VIF positivo. Y sobre todo, con adoptantes que
cuiden mucho de él: que lo lleven al veterinario y cumplan con sus
indicaciones, que le hagan vapores para que respire tranquilo y que
estén muy atentos. Pero fuera de eso, su conducta es como la de
cualquier otro gato: se alimenta con comida común y hace sus necesidades
en piedritas. Además está castrado.
Sabemos
que a la hora de adoptar a un animalito esperamos que esté con nosotros
para toda la vida. También sabemos que es duro ver sufrir a nuestro
compañero de cuatro patas y tener que medicarlo y estar alerta.
Pero
también sabemos que Valerio se merece conocer el calor de un hogar y el
amor incondicional de una familia. Se merece poder él dar amor a otras
personas. Se merece una oportunidad de ser feliz. Se merece conocer lo
que es mirar la televisión en un sillón, dormir en los pies de un ser
amado, sentirse dueño y guardían de una casa y tener después de tanta
lucha un poco de paz.
No sabemos
cuánto tiempo le queda y nadie puede, pero deseamos con toda el alma
que ese tiempo lo pase en una casa con una familia humana.
No
va a ser fácil pero estamos esperanzadas. Creemos que en algún lugar
está esa persona de corazón ENORME que está dispuesta a salvar a Valerio
de tanto mal trago que la vida le puso en el camino para darle mucha
felicidad a cambio de momentos invaluables que puede llegar a vivir con
él. Porque realmente es una gato que vale oro, de un corazón enorme, con
una mirada dulce que lo dice todo. A veces no importan la cantidad de
momentos si no su calidad y la satisfacción de haber cambiado la vida de
alguien, de un animalito, de dejar un mensaje y de cambiar los colores
del paisaje.
Además
la vida en un hogar, sabemos por experiencia, que puede hacer
maravillas y extender la vida de Valerio. Porque cuando una almita está
triste el cuerpo lo manifiesta, pero cuando hay amor todo puede
cambiar.
No
sabemos donde está esa persona, pero la estamos buscando y Valerio la
está esperando ansioso. Así que les pedimos que nos ayuden a difundir
esta historia así le damos a Vale su tan merecido final feliz.
¡Gracias por difundir!