viernes, 14 de octubre de 2011

Nino forever



Recuerdo que siempre fuiste muy especial. 

A las voluntarias nuevas siempre les explicaba: “con Nino tienen que contar, al séptimo mimo saquen la mano, porque tira el tarascón“

¡Cuántas veces nos mordiste! Mostramos los brazos y decimos: Esto es de Nino…este raspón es de Nino…este tajo es de Nino…

Pero bueno, metíamos la mano otra vez, para molestarte y para que sepas que no nos íbamos a rendir por tu amor.
¡Y como te gustaba la comida, por Dios! Siempre que alguien pasaba por tu lado con un platito de atún, recibía una reverencia de tu parte.

Por eso el último tiempo fue hermoso y horrible a la vez…

Te rehusabas a probar bocado. Te poníamos paté en los bigotes, en las patas de adelante, en la cuatro patas, en el pecho.

Y así te fuiste, sin nada en la pancita.

Por ahí te diste cuenta, antes que todos nosotros, que el fin estaba cerca y te quisiste despedir.

Ni bien abríamos tu jaulita, te abalanzabas para sentarte en nuestras faldas y te podíamos hacer upa. Horas y horas de estar con vos. De acercarte el platito.

Sonreiamos, como una madre cuando mece a su bebé, pero poco a poco se fue transformando todo en una mueca de dolor.

¡Te queremos, nene!

Y aun en el Cielo, nuestras palabras de este último tiempo seguirán persiguiéndote:¡Comé, Nino! ¡Comé!
Si queres come muchas manos y dedos humanos en el cielo, come lo que quieras... pero COME!


Luja

No hay comentarios:

Publicar un comentario

no se permiten palabras fuera de contexto